El borde está ahí una vez más, me acerco lo más que puedo, lo miro y me alejo. Los bordes nos persiguen, sabemos que están, sabemos que son peligrosos y profundos pero siempre, SIEMPRE nos acercamos y miramos. Probamos hasta donde podemos llegar, hasta que la adrenalina explota, reaccionamos y nos volvemos a alejar con miedo, confundidos, inseguros. Yo estoy ahí, analizando, pensando si está bien alejarme, o dejarme caer. Intentado adivinar cuanto puede doler la caída. Cuanto más alto estamos, más duele. ¿Y si no estoy tan alto como pienso? ¿Y si el dejarme llevar puede lastimarme más de lo estimado ?. ¿Qué es lo que tanto nos motiva a acercarnos a los bordes? adolescencia.