Porque la base es confiar, y si la base no está firme.. ¿dónde nos paramos? ¿qué carajo queda?.
Nada, no queda nada.
Porque por confiar ciegamente, se tropieza y se cae, y la caída duele.
Porque por intentar emparchar ese espacio que se abrió también se pierde, se cae y vuelve a doler.
Porque por querer arreglar, inconscientemente se vuelve a abrir la herida, para sacar lo malo y empezar de nuevo, pero ese momento duele como nunca, las lágrimas caen y la garganta se llena de nudos.
Y estoy entre dos mierdas una vez más, perdonar y seguir, o rogar y perder. Es obvia la opción que me conviene tomar, pero eso del masoquismo me persigue constantemente, es algo que no puedo evitar. No se si prefiero rogar y perder, rogar con la esperanza de que haya diminuta luz de reconciliación. Ya no se ni lo que quiero, ya no se si es la gripe o el alma que se me está destrozando...
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a lo mejor, está un poco loca.